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Liz Hilton Segel: Lo que se necesita para crear una economía más inclusiva



Nuestra socio gerente de Norteamérica Liz Hilton Segel se unió al editor de negocios de Financial Times US Andrew Edgecliffe-Johnson el 1 de octubre de 2020, para discutir la construcción de una economía inclusiva durante la Cumbre Global del Dinero Moral del Financial Times.


Como socio director de McKinsey en América del Norte, impulsa el crecimiento de los ingresos y la mejora de los beneficios para las empresas de las industrias orientadas al consumidor al asociarse con clientes en transformaciones, incluidas la estrategia, la implementación y la creación de capacidad.



2 de octubre de 2020 ¿A qué nos referimos cuando hablamos de construir una economía inclusiva? Es una gran pregunta, y una que me emocionó discutir con el editor de negocios de Los Estados Unidos del Financial Times, Andrew Edgecliffe-Johnson, durante la Cumbre Global del Dinero Moral del Financial Times.


Una economía inclusiva es fundamental para construir una próxima normalidad después de la crisis COVID-19 donde podamos prosperar. Significa crear una economía que ofrezca oportunidades a las personas y comunidades desatendidas; crea empleos resilientes y con salarios más altos para los trabajadores; y garantiza que se satisfagan las necesidades de salud mental de las personas, lo que permite una mayor productividad, una mayor realización personal y profesional, y muchos otros beneficios.


Las empresas se enfrentan a una serie de nuevos desafíos en este momento, y los líderes de cada industria tienen una lista completa de cambios en sus agendas. Pero construir una economía inclusiva nunca ha sido tan crítico, y ahora es el momento de embarcarse en el viaje. Aquí hay tres elementos que compartí con el FT que nos ayudarán en el camino.


Reskill y upskill


En una reciente encuesta de McKinsey a 800 ejecutivos en nueve países, el 85 por ciento dijo que sus negocios tienen una digitalización algo o muy acelerada durante la pandemia, y casi dos tercios informaron que sus empresas han acelerado la automatización y la inteligencia artificial. Para garantizar que esta transformación no deje atrás a los trabajadores vulnerables, las organizaciones deben identificar las habilidades de las que depende su modelo de negocio de recuperación, luego desarrollar y escalar recursos y programas personalizados para cerrar cualquier brecha de habilidades entre sus empleados.


Estos programas y las políticas de la fuerza de trabajo deben desarrollarse en asociación entre departamentos y en conjunto con líderes de la industria, asociaciones empresariales, instituciones educativas y del sector social para construir una cartera de talento mejor preparada y resiliente.


Por ejemplo, McKinsey se unió recientemente a Rework America Alliance, formada por la Fundación Markle. La iniciativa ayudará a millones de trabajadores, independientemente de la educación formal, a convertirse en buenos empleados en la economía digital acelerando el desarrollo de un sistema de capacitación de los trabajadores que esté específicamente alineado con los puestos de trabajo que los empleadores tendrán que cubrir. McKinsey está trabajando para traducir los análisis en orientación específica sobre oportunidades de reskilling, lo que conduce a mejores salarios y empleos de mejor calidad.


Apoyar la salud mental


El auge del trabajo a distancia significa que las personas están esencialmente "durmiendo en la oficina". Más de la mitad de los estadounidenses dicen que la pandemia ha afectado negativamente su salud mental, y sabemos que los trastornos mentales pueden afectar el rendimiento del negocio, lo que resulta en una menor productividad, un aumento de los costos de atención médica y una mayor mortalidad.


En estos tiempos inciertos, es responsabilidad de los líderes ofrecer los servicios de apoyo que los empleados necesitan para ser lo mejor posible y cultivar un lugar de trabajo que crea un sentido de pertenencia. Podemos comenzar invirtiendo en capacitación que equipe a los líderes con las habilidades, el lenguaje y las normas para apoyar a otros colegas que puedan estar sufriendo. Las empresas también pueden proporcionar acceso a recursos de bienestar mental, desde herramientas de autoayuda hasta proveedores de tratamiento de alta calidad, al mismo tiempo que son empáticas y flexibles en torno a los desafíos que las personas se encuentran al equilibrar sus vidas laborales con vidas personales. Tener una manera de hacer una verificación sistemática de la temperatura de su fuerza de trabajo (a través de una encuesta de pulsos o un mecanismo similar) puede ayudarle a identificar mejor qué recursos se necesitan más.


Acortar la brecha de diversidad e inclusión


Las lecciones de crisis anteriores nos dicen que existe un riesgo muy real de que los esfuerzos de diversidad e inclusión puedan tomar un asiento trasero en prioridad estratégica durante estos tiempos difíciles. Aunque no son intencionales, afirmo que estos esfuerzos son más críticos que nunca, y corresponde a los ejecutivos permanecer vigilantes en la búsqueda de una fuerza de trabajo diversa y equitativa.


La investigación, incluida la nuestra, sostiene constantemente que el sólido desempeño empresarial se correlaciona con lo diversa e inclusiva que es una empresa. Impulsar el cambio y el impacto en este frente requiere un enfoque sistemático, dirigido por el negocio, y los compromisos deben estar respaldados por una acción audaz. Para ello, las empresas pueden centrarse en garantizar que tengan la representación correcta de diversos talentos; permitir la igualdad de oportunidades a través de la equidad y la transparencia; y promover la apertura y hacer frente a las microa gregsiones.

Conducir un cambio duradero nos llevará tiempo y compromiso de todos nosotros, pero espero que podamos responsarnos mutuamente.


Liz Hilton Segel, socio director de McKinsey en Norteamérica

Los desafíos sin precedentes que hemos enfrentado en 2020 han creado conciencia en torno a algunas de las complejas injusticias y sesgos sistémicos que han existido durante demasiado tiempo en el mundo del trabajo y de la sociedad misma. Estos desafíos no son nuevos, pero ahora son parte de la conversación de una manera que nunca antes habían sido.


Conducir un cambio duradero nos llevará tiempo y compromiso de todos nosotros, pero espero que podamos responsabilizarnos mutuamente. Me alienta el tipo de colaboración que estamos viendo entre el sector público, privado y social para resolver algunos de estos desafíos, y soy optimista de que todo contribuirá a una economía más inclusiva.


Escrito por: Liz Hilton

Traducido por: Mckinsey

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