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El Liderazgo inclusivo en la época del coronavirus también se preocupa por la comida y el papel higi



La semana pasada, le pregunté a una colega cómo estaba su reciente transición al trabajo remoto. Si su internet y VPN funcionaba bien, si obtuvo acceso a la estación de acoplamiento, si estaba tomando descansos proactivamente. Sus respuestas me tranquilizaron con un sí, sí y sí a todas.


También me dijo que después de terminar su trabajo a las 6:00 pm, se apresuró al supermercado para encontrar solo brócoli y coles de Bruselas. Nos burlamos de cómo algunas personas prefieren morir de hambre que comer ciertos alimentos. También me hizo dar cuenta que fallé como líder.


La trampa de la escasez


Yo también, he sentido el dolor y el estrés de visitar tres, cuatro hasta cinco supermercados para reunir la comida básica y los artículos de tocador que necesitaba. Estoy familiarizada con este sentimiento. Viví en Venezuela durante 12 años y mis padres todavía viven allá. A estas alturas, ya estoy acostumbrada a sus fotos de los estantes de los supermercados agotados y farmacias con botellas de gaseosas donde solía haber analgésicos. La costumbre no hace que el problema desaparezca.


En este contexto, ¿cómo no le pregunté a mi equipo si sus necesidades básicas estaban cubiertas?, tampoco me urgieron hacerlo por los innumerables artículos que leí de las revistas de gestión y liderazgo que brindan consejos sobre ¿cómo navegar en este momento de incertidumbre en las últimas tres semanas?


Esta brecha es aún más desconcertante cuando pensamos que una gran cantidad de marcos sobre la motivación humana se basan en la jerarquía de necesidades de Maslow, que subraya que las necesidades más importantes son fisiológicas (alimentos, agua, refugio, calor, etc.), luego, siguen otras necesidades, de seguridad, ejemplo: seguridad de empleo. Necesidades sociales, familia, amigos, pareja. Autoestima, realización, confianza, autorrealización. Es decir, las necesidades alimentarias son más importantes que la seguridad, de, por ejemplo, lavarnos bien las manos.


Aunque el modelo de Maslow ha sido cuestionado, desafío a los lectores a encontrar ejemplos en las que otros tipos de necesidades en la jerarquía pueden tener prioridad sobre las necesidades fisiológicas durante períodos prolongados de tiempo.


¿No debería centrarse la empresa en permitir que su personal satisfaga sus necesidades fisiológicas como primer paso? ¿O sería sobrepasar la esfera privada?


Si bien algunos pueden señalar que, como líderes empresariales, nuestras obligaciones terminan en el momento en que pagamos a tiempo el salario acordado a los empleados y les proporcionamos los medios para hacerlo, computadora portátil, mouse, VPN, etc. Argumentaría que, si está descuidando el impacto de las necesidades fisiológicas en el rendimiento, se está preparando para el fracaso. Esto no es solo lo correcto, es lo más inteligente, según el trabajo de Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir.


Mullainathan y Shafir postulan que la escasez, cuando sentimos que tenemos “muy poco de algo”, equivoca nuestras decisiones: “Si la mente se enfoca en una cosa, otras habilidades y destrezas (atención, autocontrol y planificación a largo plazo) a menudo sufren”.


Sus estudios muestran múltiples ejemplos en los que los individuos pueden perder hasta 14 puntos de coeficiente intelectual, más que el impacto de permanecer despiertos 24 horas, cuando su entorno los obliga a tener una mentalidad de escasez. Por ejemplo, la sensación de tener muy poco dinero, comida o tiempo.


En resumen, la trampa de la escasez puede dañar el desempeño de las empresas al enfocar los esfuerzos en asegurar la continuidad tecnológica del negocio, pasando por alto que en este momento VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) el diablo está en los detalles del día a día. Para decirlo claramente.


Los empleados preocupados por la disponibilidad de arroz y papel higiénico en el supermercado al final de su jornada laboral no tendrán el mejor rendimiento, sin importar cuán buena sea su conexión a Internet o cuán adecuada sea su oficina en casa.


Liderando inclusivamente


Mi desafío para nosotros como gerentes y líderes es que cuando regresemos a trabajar mañana nos aseguremos de que las conversaciones con los miembros de nuestro equipo exploren también las necesidades fisiológicas: ¿Tienen comida? ¿Artículos de aseo? ¿Abrigo? ¿Están haciendo cola en el supermercado desde las 6 de la mañana con la esperanza de conseguir pan y leche? Y lo que es más importante, ¿cómo podemos nosotros, como gerentes y líderes facilitar que se tomen el tiempo para satisfacer esas necesidades?


Solo entonces, preocupémonos por la colaboración virtual, las computadoras portátiles y la conexión a internet confiable.


Link artículo original:

https://patriciagestoso.com/2020/03/22/inclusive-leadership-in-the-time-of-the-coronavirus/

Traducido por: Women for Women Ecuador

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